“¡Venga es hora de bailar!”; Sonideros son ya patrimonio cultural e inmaterial de la CDMX
Estás en tu casa por la noche, dormido o preparándote para alguna actividad, y en el momentos menos oportuno un sonido lejano, pero que su ptencia y alto volumen lo hacen sentir más cercano de lo que en realidad está, te sobresalta.
Cumbia, salsa, rock, electrónica, high energy, reguetón, bachata, y demás géneros musicales dignos de hacer mover el cuerpo son los que escupen esas poderosas bocinas en algún barrio o colonia cercana. Bien se puede estar celebrando los XV años de alguna joven, una boda, la fiesta del lugar o al santo patrono. Los encargados de quitarle el sueño a muchos pero alegrar y entretener a otros miles son los sonideros o sonidos.
Los sonideros son estos sistemas de entretenimiento donde el propietario de un colosal equipo de sonido se encarga de programar las mejores y más solicitadas canciones en las fiestas, a la par que interrumpe las mismas para enviar saludos a los asistentes del evento, e incluso a aquellos que no están. Cóndor, la Changa, Polymarchs, Sonido Pancho, Sonido Duende, Sonido Pirata, entre muchos otros son solo algunos ejemplos de esta ya tradicional forma de entretenimiento en México.
Y es que los sonideros no solo son aquellos que amenizan una fiesta o feria, son una serie de elementos que en su conjunto lo convierten en lo que es: un ícono, un referente para las personas.
Los sonideros se forman en un barrio, esa es la zona que los arropa y los quiere pero no por eso se generan odios, al contrario, entre barrios se generan rivalidad y competencias sanas y amistosas que al final derivan en competencias sobre la tornamesa, el ganador sin duda alguna es el público.
Los sonideros también son su logo, su imagen, aquellas letras coloridas y con tipografías muy particulares con los cuales los podemos relacionar.
Los sonideros son los saludos, todos los saludos y dedicatorias que el dueño del sonido, y por lo general programador de las canciones y conductor del evento, envía a los asistentes, a sus familias y a sus amigos.
Los sonideros también son su equipo de sonido, entre más grande, potente y de buena calidad mucho mejor.
“¡Venga es hora de bailar!” o “¡Así se baila en Tepito, La Lagunilla, Peralvillo!” al instante las cumbias, las charangas, las salsas, mezcladas con ritmos electrónicos suenan a un volumen tan fuerte que sólo los valientes se atreven a quedarse cerca de las bocinas.