Celebración del Día de Muertos en la cultura otomí temoayense
Por Karina Reyes
Fotografía: Miguel Hernández
La tradición de honrar y mostrar respeto a los muertos se ha mantenido a lo largo de los siglos, pasando de generación en generación en las comunidades indígenas. Se trata de una celebración católica que llegó con la Colonia y se fue sincretizando con la cultura de los pueblos originarios como el otomí-prehispánico.
La cultura otomí de Temoaya celebra con entusiasmo a sus difuntos, el Día de Muertos, a quienes se les recuerda, no se olvidan, ni siquiera sus gustos culinarios favoritos. En las comunidades se acostumbra que el último día del mes de octubre, el primero y segundo de noviembre, los difuntos serán en el eje central de los hogares otomíes. Se les prepara la comida, para alimentarlos de lo que más le gustaba; los otomíes son apegados a sus muertos y les llaman con cariño fieles difuntos o anima.
En la cultura otomí temoayense, es una costumbre esperar a los niños el 31 de octubre, el regreso de los pequeños fallecidos llena de gozo a los hogares, para recordarlos se les coloca una ofrenda especial: un vaso de agua, leche, tamales tortillas, flores o algún otro alimento infantil.
La festividad del Día de Muertos, tiene mayor fuerza, el primero de noviembre porque se reciben a los difuntos adultos. En este día a los niños se les manda a recolectar en el campo las flores, para realizar un camino con ellas. Mientras tanto la señora y las hijas, de la casa principal, cocinan los alimentos favoritos de los difuntos para ofrecérselos.
En el hogar otomí, la ofrenda del Día de Muertos, es unritual que convoca a la memoria de sus seres queridos, se coloca en un petate sobre el piso, lo dispuesto a los difuntos es la fruta como mandarina, naranja, plátano amarillo o morado, guayaba, tejocote, manzana, caña, ciruelo, jícama y lima. La comida puede ser tortillas, tamal de frijol, haba hervida, haba blanca, hongos, papa con charales con masa, tlascales, quelites y el tradicional pan de muerto. Las bebidas son el pulque, chocolate, leche y agua ardiente. Las veladoras se colocan en la penca de maguey en orden sobre la ofrenda, una para cada difunto.
Las flores de cempasúchil, característica de esta festividad, nube, alelí, terciopelo, flor de jarilla, bextre, Manxa doni y t´axi doni, con sus pétalos trazan caminos que dirigen a las almas de los niños y adultos. La cruz que se coloca tiene un símbolo muy especial, representa la cruz que acompaño al difunto en su momento y se coloca junto a las flores, para después llevarla al panteón.
El sahumerio con copal sirve como guía de los fieles difuntos que visitan a sus familiares y limpia el lugar de los malos espíritus, para que el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
El último día de la celebración del Día de Muertos, es el dos de noviembre, los otomíes acostumbran recoger la fruta, comida, velas, pan, bebidas, la cruz y principalmente las flores de la ofrenda, para dejarlos en la tumba de sus fieles difuntos o anima.